Un antiguo
amorío lleva al jefe del Senado de Brasil al banquillo de los reos
por: Eduardo
Davis
Brasilia, 1 dic (EFE).- Un antiguo amorío con una
periodista ha convertido hoy en reo de la justicia al presidente del Senado de
Brasil, Renán Calheiros, un hombre muy cercano al mandatario Michel Temer y que
es sospechoso en otra decena de casos de corrupción.
Pese a que existen indicios de que fue uno de los
beneficiarios de la vasta trama de corrupción en la estatal Petrobras, la Corte
Suprema lo ha sentado en el banquillo de los acusados por un asunto surgido
tras un escándalo de ribetes sexuales, que en 2007 le obligó a renunciar al
mismo cargo de presidente del Senado que hoy ocupa.
El caso se refiere a
denuncias de que una de las constructoras que luego apareció implicada en el
escándalo de Petrobras pagaba la pensión de una hija que tuvo fuera del
matrimonio y el alquiler de la casa en que la pequeña vivía con su madre a cambio
de supuestos beneficios en negociaciones de la empresa con organismos públicos.
La amante de
Calheiros era Mónica Veloso, una periodista que le conoció cuando cubría las
actividades del Congreso y con quien tuvo una relación extraconyugal que habría
pasado casi inadvertida si no fuera porque se supo que la constructora privada
Mendes Júnior cubría sus obligaciones de padre y además se atrasaba en los
pagos.
En su momento, el
escándalo subió de decibelios cuando Veloso aceptó una oferta de la revista Playboy,
en cuyas páginas apareció sin ropa alguna y en poses más que insinuantes que
convirtieron a Calheiros en el hazmerreír del Parlamento.
"Mónica Veloso,
la mujer que estremeció a la República", decía la portada de esa revista,
que mostraba a la reportera, entonces con 37 años, de espaldas y totalmente
desnuda.
Presionado,
avergonzado y sollozando, Calheiros se dirigió al pleno del Senado junto a su
esposa y presentó su dimisión en un emotivo discurso en el que llegó a declarar
que dejaba el cargo tras "admitir un pecado que sólo debía comentar en un
confesionario".
Para ese entonces era
ya un importante dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño
(PMDB), que en la época formaba parte de la base de apoyo al presidente Luiz
Inácio Lula da Silva y que este año tuvo un papel clave en la destitución de
Dilma Rousseff y su sustitución por Michel Temer, actual líder de esa
formación.
Consciente de que
había perdido mucho de su crédito político, Calheiros se sumergió en un
temporal ostracismo, del que resurgió con fuerza hace tres años, cuando volvió
a ser elegido presidente del Senado, con un determinante apoyo del propio
Temer.
Ese sube y baja ha
sido una constante en la vida de este político y abogado de 61 años, que en
1991 fue elegido diputado y entre 1998 y 1999 llegó a ser ministro de Justicia
en el Gobierno del socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso.
Nacido en el estado
nororiental de Alagoas, Calheiros había sido uno de los promotores de la
exitosa candidatura a la Presidencia de Fernando Collor de Mello, quien asumió
el poder en 1990 y dos años después renunció en medio de un sonoro escándalo de
corrupción.
La candidatura de
Collor, cuya caída también arrastró a Calheiros en su momento, había sido
articulada por ambos, junto a otros dos políticos vinculados al PMDB, durante
un viaje a China que les valió el apelativo de "Banda de los Cuatro",
por el grupo que años antes dirigía en aquel país Jiang Qing, viuda de Mao
Zedong.
Su tabla de salvación
ahora, que se ve frente a los tribunales, puede ser la morosidad de la
Justicia, pues el delito que se le ha imputado en este caso prescribe en un
plazo de diez años.
La denuncia relativa
a las irregularidades con la pensión de su hija fue presentada por la Fiscalía
en 2007, pero sólo hoy ha sido aceptada por la Corte Suprema, que comenzará a
juzgar el caso el año próximo y pudiera demorar meses hasta llegar a una sentencia.
Aun así, el daño
político estará hecho y la cerraría las puertas a una eventual reelección de
Calheiros en la presidencia del Senado, que renovará sus autoridades en febrero
del año próximo. EFE
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