"House of cards" a
la brasileña: el drama político que no tiene fin
Las
investigaciones sobre la corrupción que salpica al gigante sudamericano amenaza
a casi todo el arco político, entre ellos Lula y el actual presidente Temer.
por Issac Risco / DPA
Brasil,
país de grandes artistas y de deportistas de éxito como Neymar, la persona más
popular de 2016 es posiblemente un juez. El nombre de Sérgio Moro está en todos sitios, en las redes sociales su rostro
adorna a menudo los perfiles de usuarios brasileños. Moro se ha convertido para
muchos en el símbolo de la lucha contra lo que perciben como el problema más
grande del gigante sudamericano: la corrupción. Las investigaciones lideradas
por Moro en el caso bautizado como "Lava Jato" ("Lavado de
coches") revolucionan al país en tanto desde hace más de dos años. Las
denuncias de corruptelas en torno a Petrobras, que apuntan al desfalco de
millones de dólares durante años en la petrolera estatal, amenazan a casi toda
la clase política brasileña. Varios partidos están bajo sospecha, sobre todos
dos: el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó durante los
últimos 13 años con Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, y el
conservador PMDB del actual mandatario, Michel Temer.
Todos, en la mira
Las
pesquisas tienen en la mira a unos 60 políticos, entre ellos a Lula. Y con la
investigación avanzando hasta el entorno del propio Temer, 2017 podría
convertirse en un año igual de convulso como el que acaba. El mayor drama
político de 2016, sin embargo, no estuvo ligado directamente con "Lava
Jato", aunque muchos partidarios de Dilma Rousseff creen que su
destitución fue impulsada por adversarios interesados en frenar las pesquisas
anticorrupción.
La primera
presidenta de Brasil fue destituida por el Senado en agosto como colofón de un
controvertido juicio político, rodeado durante meses de intrigas y traiciones
que parecían por momentos salidas del drama televisivo estadounidense
"House of cards". El Congreso censuró por primera vez a Rousseff en
abril, en una turbulenta sesión en la que uno de sus críticos llegó a elogiar a
la dictadura militar (1964-1985). El vicepresidente de Rousseff, Michel Temer,
se había vuelto poco antes contra ella para apoyar el "impeachment".
"Pasé los primeros cuatro años como un «vice» decorativo", se quejó
Temer por carta con Rousseff para anunciar la ruptura de la coalición que los
llevó por primera vez al poder en 2011.
Impeachment a Dilma
Después de
suspenderla en mayo, la Cámara alta defenestró a la presidenta finalmente el 31
de agosto por acusaciones de que su gobierno maquilló el verdadero déficit
fiscal. "Es el segundo golpe de Estado que afronto en la vida", dijo
Rousseff, que rechazó su destitución como un complot de la derecha para sacarla
del poder. La ex guerrillera se despidió con una popularidad ínfima del 10 por
ciento y dejando al país sumido en una grave recesión, después de haber
heredado una economía boyante cinco años y medio atrás. Aunque Rousseff no ha
sido acusada personalmente de corrupción, muchos críticos le reprochan el
descalabro económico y su escasa habilidad para fraguar compromisos políticos.
Menos de
dos meses después cayó el propio impulsor del "impeachment", él sí
por cargos de corrupción: el ex presidente de la Cámara de Diputados y
compañero de partido de Temer, Eduardo Cunha, debe responder ahora ante la
Justicia en el marco de "Lava Jato" por el presunto cobro de
sobornos. La caída de Cunha dio un impulso más al descrédito de la clase
política. Miles de brasileños han convertido la consigna "Fora Temer"
("Fuera Temer") en el grito de guerra de la oposición, que sale a
menudo a las calles a protestar contra el gobierno y sus medidas de ajuste.
Temer, que estará en el cargo sólo hasta finales de 2018 y tiene índices de popularidad
similares a los que tenía Rousseff, ha anunciado que su prioridad será luchar
contra la crisis económica.
Y está
"Lava Jato". En la mira del juez Moro está ahora Lula, acusado de ser
incluso el "comandante máximo" de la corrupción en la década pasada.
Aún muy popular entre las clases más pobres, el ex presidente (2003-2010) y
artífice del despegue económico durante la última década, rechaza las
acusaciones como una venganza política y amaga con presentarse a las elecciones
de 2018. "Prueben mi corrupción e iré a pie a ser detenido", dijo el
carismático ex líder obrero, entre lágrimas, al defenderse en septiembre. La
Justicia ha aceptado varios cargos por corrupción pasiva y lavado de dinero
contra Lula y debe abrirle juicio próximamente.
Incógnitas
El futuro
del político más influyente de Brasil en la última década es una de las
incógnitas de 2017, así como la suerte de Temer. El presidente fue
recientemente vinculado con el presunto pago de sobornos por parte de la mayor
constructora de Brasil, Odebrecht, en las investigaciones de "Lava
Jato", y algunos empiezan a especular con la posible caída en desgracia
del líder conservador. La compañía, que durante años fue el referente de la
construcción en Latinoamérica, está en el ojo del huracán por sus pagos para obtener
obras en 12 países.
Brasil
cerrará 2016 por segundo año consecutivo con una contracción de más de tres
puntos porcentuales de su Producto Interno Bruto (PIB), esta vez de alrededor
del 3,6 por ciento. Y la recuperación sigue sin estar a la vista. Además de las
pancartas con la cara de Moro, en las frecuentes protestas en Brasilia, San
Pablo o Río de Janeiro se han visto en tanto carteles apoyando lo impensable
hasta hace muy poco: el regreso de un régimen militar para poner orden en casa.
El drama político brasileño parecer tener asegurada al menos una temporada más.
DEL BLOG: ¡La política brasileña es un terror!
Muchos millones de dólares robados de la Nación y nadie paga
nada.
No hay retorno del dinero, todos mienten que no robaron, la
Justicia no tiene poder para decidir, hay amenazas, los hijos de los políticos quedaron
todos millonarios, hay grandes cantidades de dineros depositados en el
extranjero, pero no pasa nada.
Pasarán los días y luego se olvidan con carnaval y Fiestas.
El pueblo brasileño esta cada día mas en la miseria, con altos
impuestos y bajos salarios, en cuanto los políticos se ríen con los bolsillos
llenos con la “tucada”.
Brasil con nuevo presidente, continua peor y dando cargos para
gente comprometida con la honestidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario