Fuerte
llamado del papa Francisco a la Iglesia polaca para que se aleje del poder
El pontífice celebró una misa ante 2000 religiosos en el Santuario de San
Juan Pablo II
RACOVIA.-
En su último evento de
carácter nacional de este viaje, Francisco hizo hoy un fuerte llamado a la Iglesia
polaca -en su mayoría conservadora y reacia a sus reformas-, a no encerrarse en
sí misma, a no cerrar sus puertas a la misericordia y a evitar subirse "a
los estrados vacilantes del poder".
"Jesús envía.
Él desea desde el principio que la Iglesia esté en salida, que vaya al mundo. Y
quiere que lo haga tal como él mismo lo ha hecho, como él ha sido mandado al
mundo por el Padre: no como un poderoso, sino en forma de siervo, no «a ser
servido, sino a servir» y llevar la Buena Nueva", dijo el Papa, en una
homilía con la que quiso sacudir a un episcopado conservador, en parte cercano
al poder, que en su mayoría apoya el partido nacionalista de derecha Derecho y
Justicia, y distante del pueblo.
En Polonia la Iglesia católica siempre ha tenido un rol muy importante, así
como también, poder. Pese a que, después de la Segunda Guerra Mundial, estando
dentro de la órbita soviética en Polonia se impuso el ateísmo, la Iglesia logró
resistir, mantuvo la unidad e impulsó, junto al sindicato Solidaridad, los
cambios que llevaron a la caída del régimen, con el derrumbe del Muro de
Berlín, en 1989. En este marco, fue clave el rol de san Juan Pablo II , figura que rescató a Polonia y la proyectó internacionalmente y que aún
hoy domina el mundo eclesiástico.
Como en casi todos los discursos de esta gira, Francisco evocó a su
predecesor polaco, recordando que él también llamó a abrir las puertas.
"¿Cómo no sentir aquí el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II:
«¡Abrid las puertas!»? No obstante, en nuestra vida como sacerdotes y personas
consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco
encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros
ámbitos. Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de
nosotros mismos. Es un viaje sin pasaje de vuelta", recordó.
"A Jesús no le gustan los recorridos a mitad, las puertas
entreabiertas, las vidas de doble vía. Pide ponerse en camino ligeros, salir
renunciando a las propias seguridades, anclados únicamente en él", agregó,
explicando cómo debe ser la vida de los sacerdotes.
"Es una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada
para nuestras propias comodidades (...). Huye de las situaciones gratificantes
que lo pondrían en el centro, no se sube a los estrados vacilantes de los
poderes del mundo y no se adapta a las comodidades que aflojan la
evangelización; no pierde el tiempo en proyectar un futuro seguro y bien
remunerado, para evitar el riesgo de convertirse en aislado y sombrío, encerrado
entre las paredes angostas de un egoísmo sin esperanza y sin alegría",
indicó. Al margen de aludir a la realidad de un clero cercano al poder, pareció
referirse, también, a la realidad de algunos obispos polacos que viven en
residencias imponentes.
Francisco, que en el último sínodo sobre la familia tuvo una fuerte
resistencia de los obispos polacos, también recordó que "Jesús busca
corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros, corazones dóciles y
transparentes". Invitó, asimismo al clero polaco a basar su vida en el
Evangelio, "libro vivo de la misericordia de Dios, que hay que leer y
releer continuamente, que todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro
abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando
obras de misericordia".
Sobre los refugiados
Finalmente, en un país donde el oficialismo es reacio a acoger refugiados e
inmigrantes -incluso rechaza cumplir con la cuota propuesta por la Unión
Europea-, volvió a urgir a ser sensibles en esta cuestión.
"Que nuestra Madre de misericordia nos enseñe a curar concretamente
las llagas de Jesús en nuestros hermanos y hermanas necesitados, de los
cercanos y de los lejanos, del enfermo y del emigrante, porque sirviendo a
quien sufre se honra a la carne de Cristo", subrayó.
En lo que pareció
un diálogo de sordos, o un intento de defensa de su propia tropa, al final de
la misa el cardenal Estanislao Dziwisz, arzobispo de Cracovia y durante más de
dos décadas secretario privado de Juan Pablo II, pareció rebatir las palabras
del Papa. "No nos hemos encerrado en nosotros mismos, nos abrimos a las
necesidades de otras iglesias: hoy un grupo numeroso de misioneros y misioneras
polacas anuncia a Cristo en todos los continentes", dijo. "Tratamos
de convertirnos continuamente a un estilo evangélico de vida y de servicio,
escuchando sus palabras, Santo Padre", agregó.
Antes de la misa,
el Papa visitó el Santuario de la Divina Misericordia, donde rezó ante la tumba
de la santa Faustina Kowalska, mística polaca que inspiró la imagen de Jesús
Misericordioso, y confesó a cinco jóvenes.
Después de almorzar
en el arzobispado de Cracovia, donde se aloja, con 12 jóvenes de varias
nacionalidades -un chico y una chica de cada continente, más un joven y una
joven polacos-, presidirá esta noche una vigilia de oración ante una multitud
en el campus Misericordiae, en las afueras de esta ciudad, en víspera de
celebrar mañana la misa final de esta XXXI Jornada Mundial de la Juventud.
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