Nueva matanza dejó más de 30 muertos y aumenta crisis en
cárceles
Las víctimas serían internos que no
pertenecían a ninguna banda, ya que las facciones fueron separadas el año
pasado.
San PabloAFP sáb ene 7 2017 04:19
Un total de 31 presos fueron
brutalmente asesinados la madrugada del viernes en una cárcel de Roraima, en el
norte de Brasil, cuatro días después de que una sangrienta venganza dejara 56
muertos en un presidio de Manaos, en plena guerra entre bandas por el control
del narcotráfico.
Como en la capital de Amazonas, las víctimas fueron decapitadas, mutiladas y desmembradas, según las fotografías obtenidas por la agencia AFP, donde aparecen decenas de cuerpos apilados sobre un gigantesco baño de sangre.
Como en la capital de Amazonas, las víctimas fueron decapitadas, mutiladas y desmembradas, según las fotografías obtenidas por la agencia AFP, donde aparecen decenas de cuerpos apilados sobre un gigantesco baño de sangre.
Tras las pericias realizadas a los
cuerpos, las autoridades redujeron en la tarde el balance de fallecidos de 33 a
31.
"La barbarie ocurrió sobre las
02H00 de la mañana (06H00 GMT). No hubo intercambio de tiros, las víctimas
fueron asesinadas con objetos cortantes o armas artesanales", describió
Uziel Castro, secretario de Justicia de Roraima.
Un video exclusivo obtenido por la
AFP muestra cómo los internos, la mayoría en ropa interior, sacan los cuerpos
hacia los vehículos del Instituto Médico Legal, al exterior del centro.
Situada en las afueras de Boa
Vista, capital de Roraima, la Penitenciaría Agrícola de Monte Cristo (Pamc) es
la mayor prisión de este estado fronterizo con Venezuela, y cuenta con más de
1.400 presos, más del doble de su capacidad.
Pese al clima de máxima tensión
entre facciones que se vive en los presidios de la estratégica región norte de
Brasil -importante ruta del narcotráfico que linda con Venezuela, Perú y
Colombia-, la matanza no habría sido una respuesta a la masacre de Manaos,
según las autoridades.
"No es, aparentemente, una venganza del Primer Comando de la Capital-PCC en relación a la Familia del Norte (las dos bandas enfrentadas en Manaos, ndlr)", afirmó el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes.
Las víctimas serían internos que no pertenecían a ninguna banda, ya que las facciones fueron separadas el año pasado, complementó Castro.
"Pensamos que es una acción aislada, una barbaridad cometida contra presos comunes (...)", explicó Castro, subrayando que "las pésimas condiciones del presidio no son un misterio para nadie".
"No es, aparentemente, una venganza del Primer Comando de la Capital-PCC en relación a la Familia del Norte (las dos bandas enfrentadas en Manaos, ndlr)", afirmó el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes.
Las víctimas serían internos que no pertenecían a ninguna banda, ya que las facciones fueron separadas el año pasado, complementó Castro.
"Pensamos que es una acción aislada, una barbaridad cometida contra presos comunes (...)", explicó Castro, subrayando que "las pésimas condiciones del presidio no son un misterio para nadie".
El pasado 17 de octubre, diez
reclusos fueron asesinados en la Pamc, algunos decapitados y otros quemados
vivos. El mismo día, ocho internos murieron en una cárcel de Rondonia, también
en el norte de Brasil.
Guerra
sangrienta
Este nuevo incidente ocurre cuatro
días después de que una rebelión en el vecino estado de Amazonas dejara 56
muertos en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim, la segunda mayor masacre
registrada en una prisión brasileña.
Los brutales asesinatos y la
ostentación de violencia -la mayoría de las víctimas fueron decapitadas y
mutiladas- respondieron, según las investigaciones, a una venganza del FDN,
aliado del Comando Vermelho (CV) de Rio, contra el PCC, la poderosa organización
nacida a inicios de la década de 1990 en una cárcel paulista.
Una "tragedia anunciada"
para expertos como Camila Dias, profesora de la Universidad Federal del ABC,
que han alertado sobre las consecuencias desastrosas que podía traer la guerra
abierta entre estos grupos.
Las dos organizaciones criminales
más poderosas del país rompieron su alianza en julio, dando inicio a una
carrera sangrienta por el dominio nacional del narcotráfico.
Después de lo ocurrido en
Manaos, organizaciones internacionales como Human Rights Watch, o incluso el
papa Francisco, llamaron la atención sobre las condiciones de vida en las
cárceles de Brasil, consumidas por la superpoblación y el dominio de las
bandas.
Cómodas en su interior, -donde
disponen de celulares, armas o drogas-, estas facciones tienen en los presidios
su centro de operaciones.
El Colegio de Abogados de Brasil (OAB) anunció, de su lado, que llevará ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos las dos tragedias, motivadas según la organización "por la falta de adopción de acciones concretas por parte del Estado para resolver el problema, que siempre se repite".
El Colegio de Abogados de Brasil (OAB) anunció, de su lado, que llevará ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos las dos tragedias, motivadas según la organización "por la falta de adopción de acciones concretas por parte del Estado para resolver el problema, que siempre se repite".
Después de las críticas recibidas por sus tres días de
silencio ante la tragedia de Manaos, el presidente Michel Temer reaccionó
rápido esta vez, lamentando lo ocurrido a través de un comunicado.
El jueves había anunciado la construcción de nuevas
cárceles en todos los estados, así como de cinco centros de máxima seguridad,
para hacer frente a una crisis que, como anunciaron los expertos, no tardaría
en sumar nuevos capítulos.
La guerra en los presidios "es efecto de una
política de encarcelamiento en masa que produce y amplifica las pésimas
condiciones de las prisiones brasileñas", afirmó Dias a la AFP, que
consideró insuficientes las medidas presentadas por el gobierno.
Con 622.000 personas privadas de libertad -en su mayoría
jóvenes negros-, el gigante sudamericano tiene la cuarta mayor población penal
del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según datos oficiales.
A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167% y un informe del Ministerio de Justicia estima que habría que aumentar las plazas en un 50% para solucionar el problema.
A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167% y un informe del Ministerio de Justicia estima que habría que aumentar las plazas en un 50% para solucionar el problema.
Más de un preso por día murió de forma violenta en las
cárceles brasileñas durante 2016, según datos recogidos por la prensa local.
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