De recurso estratégico a país desarrollado
Mucho se ha dicho y
otro tanto de mito se ha construido sobre este mineral, presente en grandes
cantidades en el salar de Atacama.
Actualmente, la discusión sobre qué haremos
como país con este recurso apunta a que los distintos actores ¿el Estado, los privados,
las universidades- se enfoquen en una política de inversión en innovación y
tecnología que cambie el foco de la riqueza, dejando de tener los ojos en la
tierra -y bajo ella- y cambiando la mirada hacia el potencial humano.
La historia empezó
durante la Guerra Fría, cuando, en plena carrera nuclear, se pensaba que el
litio servía para hacer bombas. Fue entonces que Estados Unidos impulsó al
resto de los países del mundo a declarar al mineral un recurso estratégico. Lo
mismo sucedió con el uranio y otros elementos de importancia para el uso
militar. Con el correr del tiempo se entendió que para la aplicación nuclear
con fines bélicos el litio no tenía mayor relevancia y muchos países lo
eliminaron de su categoría especial. En Chile, -nadie, ni en el ministerio de
Minería saben bien por qué- continúa siéndolo hasta hoy.
Que sea un recurso estratégico implica que es un mineral no concesible, es
decir, que sólo puede ser explotado por el Estado. Pero en la práctica esto
funciona de manera indirecta, ya que en la década de los setenta CORFO entregó
los paños del Salar de Atacama, principal polo de extracción del mineral, en
concesión a las empresas SQM, filial de Soquimich y SCL Rockwood, antiguamente
conocida como la Sociedad Chilena del Lito. CORFO cumple solo un rol como
organismo receptor de los montos de impuestos y arriendo que pagan las empresas
SQM y SCL Rockwood.
Mundialmente se estima que hay disponibles entre 35 y 40 millones de
toneladas de litio, de los que Chile tendría entre 8 y 12, correspondientes a
un poco menos del 30 por ciento de las reservas planetarias. El mercado,
proyectan en el ministerio de Minería, podría crecer de manera exponencial en
los próximos años, llegando a 150 mil toneladas de litio anuales de producción
a unos 300. El precio, además, se duplicó en los últimos diez años: de 2500 a
5000 dólares la tonelada.
El 11 de junio de este año, la presidenta Bachelet formó la Comisión
Nacional del Litio, cuyo trabajo será determinar qué plan estratégico tendrá el
litio para el país y si hay que mantener o no su carácter no concesible.
-Todo indica pensar que es un elemento fundamental para el país, que se
puede desarrollar una industria muy interesante para Chile. La pregunta del
millón es si hay que mantener o no el carácter concesible del litio y esa es
una respuesta que la comisión está trabajando- explica el subsecretario de
Minería, Ignacio Moreno.
El director del Centro de Innovación del Litio, Jaime Aleé, explica que el
mineral tiene tres condiciones: es abundante, barato y clave para las baterías
de litio, que son muy livianas, permitiendo su uso en dispositivos muy pequeños
y portátiles. Y, aunque Chile tiene buenas reservas, es una falacia que tenemos
las más grandes del mundo: el litio está en todo el planeta, dice Aleé.
-El litio es clave para la industria de las baterías, pero no lo es para el
país en términos industriales. Puede sacarse sin mucha tecnología, y existen
reservas para por lo menos cinco siglos de demanda, que es mucho más que lo que
van a durar el cobre y el petróleo; no tiene sentido hacer un rollo de algo que
es súper abundante- dice.
La producción anual de litio en Chile, explica Aleé, equivale en un año lo
que vende el cobre en diez días: anualmente se producen 150 millones de dólares
en litio y cerca de 50 mil millones de dólares en cobre. El subsecretario de
Minería, Ignacio Moreno, no está de acuerdo. “La extracción no deja de ser
rentable, la tonelada está a 5 mil dólares hoy día”, asegura. Pero para Aleé,
la realidad del litio es una cuestión sin sentido.
-Desde el punto de explotación de la materia prima es irrelevante, no es
importante económicamente, es abundante, y mantenerla restringida no tiene
ningún sentido, es una locura. Aparte que Chile se la entregó para que sea
explotada por empresas extranjeras, es ridículo- remata Aleé.
Leopoldo Soto, Dr. En Física, Investigador en Física de Plasmas y Fusión
Nuclear y Secretario de la Sociedad Chilena de Física, cree que las
potencialidades del litio como combustible para generar energía –sumada a otras
aplicaciones actuales o potenciales del mineral- debieran implicar que la
propiedad se mantenga en el Estado de Chile, encargando su explotación a través
de Codelco o alguna nueva entidad estatal con estos fines.
-Hay personas que opinan que el Litio debe liberalizarse al sector privado
y que el Estado debe invertir en investigación y desarrollo para agregarle
valor y poder sacarle mayor precio en el más corto plazo posible. ¿Qué sentido
tendría agregarle valor a algo que no sería nuestro? La idea de que el Estado
invierta en investigación y desarrollo sólo tiene sentido si el Estado sigue
siendo su dueño- asegura Soto.
Las ideas de Soto
coinciden con las de la senadora Isabel Allende, integrante de la Comisión
Minería y Energía del Senado, quien viene asegurando hace tiempo que sería un
gran error si el mineral dejara de ser estratégico.
-Hoy en día existen una serie de usos que no eran imaginables hace 15 años
atrás, imagínate cuántos serán en diez años más. Creo que Chile debiera
asociarse, si es que el Estado no quiere hacerlo únicamente, con privados, pero
de manera asociada, no privilegiada. Es el Estado el que debe tener un rol
exclusivo frente al litio, donde tenga una parte mayoritaria- asegura.
Creerse el cuento
En el corto plazo, la industria de la batería es el uso fundamental que tiene
el litio. El 25% de lo que se produce en el mundo actualmente se utiliza con
ese fin. Al mismo tiempo, comienza a surgir un nuevo potencial: el de los
vehículos eléctricos, “un mercado que se supone que va a explotar en los
próximos años”, explica Ignacio Moreno.
A largo plazo, dice el subsecretario de Minería, resulta difícil estimar lo
que va a pasar. “Para ser honestos, hace treinta años atrás no teníamos idea
del uso que iba a tener el litio hoy día. El tema de las baterías para
vehículos era absolutamente desconocido. Hace 30 años era ciencia ficción. Es
un metal que puede tener muchas aplicaciones que no conocemos”, explica.
Para Moreno, un asunto relevante en la discusión es cómo lograr consolidar
una industria en torno al Litio que permita a Chile “generar encadenamientos
productivos que sean positivos, empleo, investigación, capital especializado,
exportación de tecnología. Es un desafío de política industrial más que de
extracción minera”.
Juan Carlos Zuleta es un analista de la economía del litio boliviano que
también participa de la Comisión Nacional del Litio. En su opinión, Chile tiene
desafíos que en primer lugar implican examinar el rol del desarrollo
tecnológico en los métodos que se aplican actualmente para explotar el litio en
salmueras, “teniendo en cuenta la necesidad de mantener un equilibrio
hidrogeológico en la zona de operación”, dice. Una preocupación que comparte el
subsecretario Moreno, que en su última visita al salar de Atacama –principal
fuente de litio del país- constató en terreno los efectos que esta extracción
puede tener para el lugar.
-Me dejó preocupado el tema de la cuenca hidrogeológica que constituye el
salar. Es un asunto muy sensible que tenemos que hablar en la Comisión-
asegura.
Además, dice Zuleta, está el apostar por dar valor agregado al producto,
“en estricto apego a las posibilidades reales de competitividad del país y a
través de un trabajo concertado entre el gobierno, la empresa privada y las
universidades. En este sentido, se podría buscar, por ejemplo, la producción de
componentes (cátodos y electrolitos) de baterías recargables de iones de
litio”.
La senadora Allende advierte que Chile es un país que invierte poco en
innovación, tecnología, investigación y desarrollo, ámbitos de los que
requeriría hacerse cargo a la hora de invertir en valorizar el litio.
-Deberíamos ser más proactivos. Es absurdo que hoy día lo exportemos como
carbonato de litio sin agregarle nada. Para eso necesitamos un Estado que esté
más relacionado con sus universidades para que nos puedan aportar y ayudar en
el desarrollo investigativo- explica.
A comienzos de año, el presidente de Bolivia, país con grandes reservas del
mineral en el salar de Uyuni, inauguró una planta piloto de baterías de litio a
cargo de una empresa china. En la ocasión, Evo Morales aseguró que la planta
tiene una capacidad diaria de producción de mil baterías de teléfonos móviles y
40 para bicicletas o automóviles. La iniciativa es consecuencia de un plan
sobre el litio que Morales viene gestando desde el 2008.
-Si tenemos la reserva más grande de litio en Bolivia, ¿por qué no tener la
industria más grande de litio en Bolivia? Esa debe ser nuestra meta y está en
nuestras manos- dijo ese día.
Sin embargo, y pese a todo el bombo que le ha dado Morales a la posibilidad
de desarrollar una industria del litio en su país, para Juan Carlos Zuleta la
experiencia boliviana no parece ser un ejemplo a seguir.
-El proyecto piloto de litio arrancó en mayo de 2008 y luego de más de seis
años de trabajo no ha logrado resultados tangibles y efectivos. Paralelamente
ha contratado -“llave en mano”- a una firma china para la instalación de una
planta experimental de baterías de iones de litio que hasta la fecha utiliza
todos sus insumos importados. La planta experimental de baterías no constituye más
que un costoso proyecto de capacitación (sin rumbo definido) a un reducido
número de técnicos bolivianos no seleccionados en base a méritos- asevera.
Jaime Aleé coincide con Zuleta y llega incluso a tildar la iniciativa de
Morales como “una locura muy latinoamericana y muy estúpida”. Esto, porque la
inversión para pasar de la extracción a la producción de baterías implica
cientos de millones de dólares.
-Hoy esas fábricas están en China y ellos no necesitan producir litio, se
lo compran a Chile. El que Chile produzca la materia prima no significa que
tenga ventajas para producir baterías. Que produzca cobre, no significa que
tenga ventaja para producir cables de cobre, de hecho acaba de quebrar Madeco,
que era la única compañía que producía cables de cobre en Chile. No hay una
relación directa entre tener la materia prima y ser dueño del valor agregado-
asegura Aleé.
El problema, dice el experto, es que Chile se mantiene en un pensamiento
primitivo en términos de pensar que el futuro depende de lo que está debajo de
la tierra. Tener un ministerio de Agricultura y uno de Minería, y no contar con
un ministerio de Ciencia y Tecnología, es, dice Aleé, reflejo de nuestra
conciencia.
- Un país con un ingreso de 20 mil dólares per cápita no puede seguir
creciendo basándose en producir materias primas, tiene que empezar a pensar que
el desarrollo de su país depende de las personas que viven ahí, no de sacar las
cosas debajo de la tierra. Cuando los países se hacen cargo de esto es que
comienzan a convertirse en países desarrollados: basan su futuro en el
conocimiento y en el valor que las personas que están en él desarrollan-
sentencia.
Para eso, explica Aleé, resulta necesario que las universidades empiecen a
“creerse el cuento” y generar políticas en ese sentido. “Meter cursos de
emprendimiento, relación con las empresas. Cambiar el currículum y crear un
camino que valide ese conocimiento”, explica.
* * *
Corfo: Cuota de extracción
de litio de SQM en Salar de Atacama se agotará en 2022
Eduardo Bitran recalcó que su batalla contra la minera no metálica no es un tema personal, sino que solo es la continuación de las acciones iniciadas en el Gobierno de Sebastián Piñera.
– Corfo estima que a 2035 Chile produciría el 50% de
la demanda mundial de litio
El vicepresidente ejecutivo de Corfo,
Eduardo Bitran, aseguró hoy que la cuota de extracción de litio con que
actualmente cuenta la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) en el Salar de
Atacama se agotará en 2022, pese a que su concesión en dicho lugar se extiende
hasta 2030.
“La concesión dura hasta el 2030, pero
ellos tienen una cuota de extracción del litio que les da la Comisión Chilena
de Energía Nuclear (Cchen) que nosotros estimamos que se agota en 2022, y se acaba
en 2022”, dijo la autoridad en conversación con T13 Radio.
En este contexto, Bitran recalcó que
su batalla contra la minera no metálica no es un tema personal, sino que solo
es la continuación de las acciones iniciadas en el Gobierno de Sebastián Piñera.
“Lo que nosotros hemos hecho solamente
es seguir diligentemente las acciones judiciales que corresponden”, enfatizó,
agregando que aún están pendientes los tres arbitrajes entre Corfo y SQM.
“Nosotros tenemos un problema de
cumplimiento. Esta empresa que ha incurrido en temas complejos que les
implicaron millonarias sanciones de la SEC (EE.UU.), también ha estado
incumpliendo recientemente sus responsabilidades ambientales en un ecosistema
crítico que es el Salar de Atacama. Por lo tanto, nosotros no tenemos problemas
con personas, pero sí los tenemos cuando las compañías no tienen una estructura
de gobierno corporativo que genera una cultura de incumplimiento”, enfatizó.
En ese sentido, el vicepresidente
ejecutivo de Corfo señaló que “queremos hacer todo lo necesario para que se
corrijan de inmediato todos los incumplimientos, se aumente la transparencia y
se genere un nuevo trato en términos de apertura de información y de
cumplimiento. Tenemos serias dudas, eso sí, con la cultura corporativa de esta compañía,
que tiene que ver con el controlador (Julio Ponce Lerou), sin duda”.
Fuente:
Economìa y Negocios
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