Campaña Naval de la Guerra del Pacífico
El Combate Naval de Iquique marca lo que sería
de ahí en más la Guerra del Pacífico. Con la muerte de Prat nace una leyenda en
Chile, que impulsa a cada uno de los ciudadanos a los cuarteles para defender
la Patria. Su ejemplo y el de la Tripulación de la Esmeralda, hizo renacer el
amor patrio.
Por otra parte sobresale la imagen de Miguel Grau, un hombre como
pocos: excelente marino y estratega, pero sobretodo un Caballero. El era la
Marina del Perú, y supo dejarla muy en alto.
El
Huáscar con la Independencia se encontraban en el puerto de Pisagua, buscando
información sobre la escuadra enemiga. Ahí le informaron al almirante Grau que
la escuadra chilena había partido rumbo al Callao para enfrentarse con ellos y
que solo habían dejado a los dos buques más débiles con la misión de bloquear
Iquique: La Esmeralda y la Covadonga, pero advirtiéndoles que tenían noticias
de que la primera estaba rodeada de torpedos.
Ya llegando a Iquique, Grau reunió a su
tripulación y les dijo:
Tripulantes del Huáscar, estamos a la vista de
Iquique, allí no solo están nuestros afligidos compatriotas de Tarapacá, allí
está el enemigo todavía impune, ha llegado la hora de castigarlo, espero que lo
sabréis hacer.
¡Viva el Perú!
Amanecía el día 21 de Mayo de 1879 sobre
la rada de Iquique. Las tripulaciones de los buques chilenos Esmeralda, al
mando del capitán don Arturo Prat y la Covadonga al mando de Carlos Condell,
naves encargadas de bloquear este puerto despertaban sin saber que en pocos
minutos más deberían batirse con las mejores y más poderosas naves peruanas: El
Huáscar, al mando del almirante don Miguel Grau y la Independencia al mando del
capitán More.
Los chilenos estaban muy desconsolados ya que
la escuadra chilena había partido rumbo al Callao en busca de la escuadra
enemiga, siendo ellos los que se llenarían de gloria y que ellos no podrían
demostrar lo que serian capaces de hacer por la patria, encargados solamente de
sostener el bloqueo de Iquique.
La camanchaca cubría los buques, reposados
tranquilamente en la bahía, De pronto el vigía de la Esmeralda avista dos
columnas de humo y dando la voz de alarma grito: DOS HUMOS AL NORTE!!
Prat y Condell trataban de identificar los
buques que se acercaban, lo que lograron solo cuando la camanchaca desaparecía.
Eran los buques peruanos el Huáscar y la Independencia.
Desde las playas peruanas se agrupaban las
gentes avivando a sus buques y listos para presenciar una fácil victoria para
su gran escuadra y su orgullosa bicolor. Nunca imaginaron el arrojo y valentía
de los marinos chilenos. Mientras en la costa el coronel peruano Belisario
Suárez, pedía a la gente volver a sus casas. Los infantes de marina ocuparon
sus puestos, las cornetas del Huáscar tocaban al ataque.
El aspirante Villavicencio izo órdenes a la
Independencia, que navegaba por Punta Piedras de abrir fuego.
Prat daba instrucciones a Condell para entrar
en combate, cuando el Huáscar dispara el primer cañonazo de advertencia
ordenado por el gran almirante Grau. Este disparo cayó en medio de los dos
buques chilenos y tenía como fin intimidar a estos y la posterior rendición de
las débiles embarcaciones chilenas.
El capitán Carlos Condell, al ver que la
Independencia iba hacia el sur, con intenciones de cerrar el paso en esa
dirección a los chilenos, puso toda máquina hacia Antofagasta, logrando pasar
antes de ser interceptado. El Lamar, otro buque chileno que estaba en el
bloqueo, por ordenes del capitán Prat, ya había tomado minutos antes rumbo al
sur, alejándose del combate. La Independencia emprendió persecución sobre la
Covadonga.
Quedaban solo dos buques en Iquique, frente a
frente: El Huáscar y La Esmeralda.
Prat, después de asegurarse que su tripulación
había desayunado, bajo a su camarote, poniéndose su uniforme de parada, tomó su
sable y al subir a cubierta, se dirigió a su tripulación diciendo:
MUCHACHOS, LA CONTIENDA ES DESIGUAL. NUESTRA
BANDERA NUNCA HA SIDO ARRIADA ANTE EL ENEMIGO Y ESPERO QUE NO SEA ESTA LA
OCASIÓN DE HACERLO. MIENTRAS YO VIVA, ESA BANDERA FLAMEARÁ EN SU LUGAR Y SI YO
MUERO MIS OFICIALES SABRÁN CUMPLIR CON SU DEBER.
¡VIVA CHILE!
La Esmeralda tuvo que quedarse en su
fondeadero ya que sus calderas y maquinarias estaban en pésimas condiciones,
manteniéndose cerca de la costa para así evitar que Grau los bombardeara
copiosamente por miedo de herir a sus compatriotas apostados en las playas. En
el Huáscar, se habían recibido noticias que la Esmeralda no se movía debido a
que estaba rodeada de torpedos. Este pensamiento se debió a que días atrás los
chilenos en simulaciones de combate habían hecho explotar unas bombas, lo que
llego a oídos de las autoridades peruanas de Iquique, haciendo creer a esto que
la explosión se debía a torpedos. Este engaño involuntario evitaba así que la
débil embarcación chilena fuera espolonada por el Huáscar.
Hasta ese momento la Esmeralda no recibía un
daño considerable, debido a la mala puntería de los artilleros peruanos; los
esmeraldinos, a pesar de dar en el blanco, no eran capaces de traspasar el
blindado del buque peruano.
De pronto la Esmeralda comenzó a recibir fuego
desde las guarniciones peruanas en tierra, lo que causo gran mortandad en los
chilenos y peor aun obligo a moverse a la corbeta, alertando así al almirante
peruano de la inexistencia de torpedos alrededor de los chilenos. Ya no existía
impedimento para espolonear a la vieja mancarrona.
Acorralada entre dos fuegos, trato de
alejarse, pero sus viejas calderas por el esfuerzo desplegado explotaron
dejándola totalmente inmóvil, siendo bombardeada intensamente por el terror del
pacífico, como también se le conocía al Huáscar. Su suerte no podía
prolongarse. Grau sabía que era el momento de atacar, ordenando retroceder al
monitor, para luego embestir al buque chileno con el espolón.
Consiente el Capitán chileno que con su
armamento no sería capaz de vencer al enemigo, vio como única posibilidad el
abordar al monitor, para así llegar al puente de mando de este. Tarea más que
imposible. Al ver que el Huáscar se aprestaba a espolonear a la corbeta,
tomando en una mano su sable y en la otra su revólver, salto sobre la cubierta
del Huáscar al grito de
¡AL
ABORDAJE MUCHACHOS!
Por el ruido del combate solo fue escuchado a
tiempo para seguirlo por el Sargento Juan de Dios Aldea y el marinero olvidado
Luís Ugarte. Avanzando por la cubierta enemiga los valientes chilenos, en busca
del puente enemigo, se encontraron con un oficial peruano, valiente
marino que pidió la rendición a los chilenos. Pero Prat no había saltado
al abordaje para rendirse y disparo contra el oficial del Huáscar, dándole
muerte. Los tripulantes del Huáscar, viendo caer a su oficial abrieron fuego
sobre Prat, atravesándole la sien causándole la muerte instantánea y el
sargento Aldea caía herido también sobre la cubierta del monitor, en estado
agonizante. Ya muerto su comandante, sólo quedaba una cosa que hacer para su
tripulación: Vencer o Morir.
El Huáscar se lanzo por segunda vez sobre la
ya inservible corbeta dando de lleno en el centro y dando también la
oportunidad de saltar al abordaje del monitor peruano de un grupo de marinos
chilenos, que seguían al teniente Ignacio Serrano. La suerte de estos valerosos
héroes no podían ser distintas a la de su comandante, siendo acribillados en
cubierta dejando muy mal herido al oficial, que fue llevado agónico por la
tripulación peruana a un camarote para ser atendido por el cirujano de a bordo,
por orden del almirante Grau.
Apenas dejaron solo a Serrano, éste trato de incendiar el buque enemigo,
prendiéndole fuego a las cortinas de la habitación con una lámpara, lo que fue
detectado por los tripulantes evitando que el fuego se propagara. Pocas horas
después, muere por causas de sus heridas el valiente teniente chileno don
Ignacio Serrano.
Mientras afuera el combate terminaba, la
Esmeralda comenzaba a hundirse, no sin antes hacer el último disparo por el
guardiamarina Riquelme, quien se hundió junto a la corbeta.
Mientras Prat vivió, la bandera no se arrió y
cuando él murió, sus oficiales supieron cumplir con su deber. Con el tricolor a
tope la Esmeralda se hundía en la rada de Iquique.
Eran las 12:10 AM del 21 de Mayo de 1879, tras
el tercer espolonazo, el combate había terminado.
El almirante Grau ordeno arriar los botes para
rescatar a los sobrevivientes de la corbeta chilena.
http://www.laguerradelpacifico.cl
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