Ayuda del Reino
Ya en 1548 el Cabildo de Santiago había pedido al
Consejo de Indias una autorización para labrar monedas en la ciudad, petición
que en aquella época no fue autorizada.
Muchos años mas tarde, debido a la crisis monetaria
relacionada al decaimiento de la minería, los gastos que produjo el terremoto
de 1730 y a la falta de monedas circulando en la economía de la Colonia, el
Cabildo de Santiago le pidió al Rey de España, por segunda vez, la construcción
de una Casa de Moneda en 1732.
Después de esperar dos años por una respuesta, se
nombró a un procurador que representara los intereses de nuestra colonia frente
al monarca de España para que consiguiera el dinero. Tomás Azúa Iturgoyen,
aristócrata santiaguino fue el encargado de llevar a cabo la misión.
Sin embargo, para la Corona este gasto no era visto
con buenos ojos, ya que significaba un desembolso extra para con la Colonia.
Para superar el negativo panorama, Azúa le propuso
al Rey que un privado se hiciera cargo de la construcción y asumiera todos los
gastos. Francisco García Huidobro, un español que vivía en Chile, recibió como
mandato del Cabildo de la capital, construir la Casa de Moneda de Chile.
García Huidobro tomó la oportunidad como una buena
manera de hacer negocios y aumentar su patrimonio. Tras tomar el encargo, se
convirtió en el Tesorero Perpetuo de la Casa de Moneda.
El 11 de octubre de 1743, el Rey Felipe V firmó la
Real Cédula que fundaba la Casa de Moneda.
El Palacio viejo
Así, en 1749 comienza a funcionar la primera Casa
de Moneda regida por Francisco García de Huidobro en el “Palacio viejo”, una
casa antigua ubicada en Morandé con Huérfanos. Las primeras monedas chilenas
fueron hechas el 10 de septiembre de ese año. Cada una ocupaba media onza de
oro y tenía acuñado el busto de Fernando VI, sin embargo anteriormente ya se
habían acuñado 6 piezas de oro: 3 de una onza cada una y tres de media onza con
la fecha de acuñación situada en 1744.
En 1770 y dado que la Casa de Moneda fue rentable
económicamente, la Corona decidió adjudicarse los derechos y terminar con el
contrato y los beneficios de Huidobro.
El 15 de Junio de 1772 el Reyno hace Solemne
Posesión de la “Real Casa”, dejándola al mando de Don Domingo de Eyzaguirre, la
cual es luego trasladada al antiguo colegio Máximo de San Miguel, ubicado donde
actualmente está el edificio del ex Congreso. Pero las instalaciones no eran
las óptimas, por lo que el Consejo dio la orden para la construcción de un
edificio que exclusivo para acuñar monedas.
En 1777 fueron entregados los primeros planos para
su construcción. José Antonio Birt, encargado de la construcción del Puente Cal
y Canto, fue el ingeniero a cargo de ellos. Sin embargo, en 1780 la comisión
inspectora de Lima, envió un informe rechazando la propuesta de Birt.
Ya desde 1755, el Obispo de Santiago, Don Manuel de
Alday y Axpee realizaba viajes a la península con el objeto de convocar ayuda
para concluir la Iglesia Mayor del “Reyno de Chile”, convocatoria que es
acogida por el Abate Pedro Toesca, quién insta a su hermano Joaquín (quien en
esa época gozaba del título de “Delineador pensionado de la Corte” bajo el
mando del Arquitecto de la Corte de Madrid, Francisco Sabatini) a trasladarse a
la colonia, donde bajo el gobierno del Capitán General don Agustín de Jáuregui,
se le encargó la construcción de la Casa de Moneda, Los Tajamares del Mapocho,
el cabildo, la cárcel de Santiago, además de caminos e iglesias en provincias.
Un lugar para la Moneda
1782: Después de más de un año de preparar el
proyecto, Toesca envió sus planos a Lima a la espera de una aprobación. El
lugar elegido para sitiar la edificación fue el Basural de Santo Domingo, atrás
del convento del mismo nombre, frente a donde hoy funciona el Mercado Central.
Cuando ya habían comenzado las obras, las aguas
subterráneas del Mapocho arruinaron las obras una y otra vez y lograron que se
detuvieran las obras en 1784. Había que encontrar otro sitio.
El lugar favorito de Toesca para continuar con las
nuevas obras fue el solar de Teatinos, un terreno que anteriormente había sido
de Cristóbal de Zapata y que luego perteneció a la Compañía de Jesús. En 1784,
se firmó la compra con el Convictorio Carolino, dueños del predio en ese
momento.
Por dentro
Más allá del proceso arquitectónico, Joaquín Toesca
se encargó de entender el funcionamiento interno que debía tener la Real Casa
de Moneda, es decir, cómo realmente se harían las monedas acuñadas ahí.
Para adentrarse en la materia, visitó la Casa de
Moneda de Perú de donde sacó muchas ideas para aplicar en Chile.
Pero el choque entre funcionalidad y belleza pronto
saldría a la luz. Mientras Toesca apoyaba el ornato y la calidad de la obra,
las presiones políticas del Superintendente y de los Gobernadores fueron más
fuertes, dejando al arquitecto italiano contrariado y obligado a realizar
acciones ajenas a su proyecto. En 1797, Joaquín Toesca renunció a su cargo.
Poco tiempo después volvió a hacerse cargo del
proyecto pero con más creatividad que nunca. Sin embargo, y tras un intento de
asesinato, Toesca murió en 1799 sin ver finalizada su obra.
Manos a la obra
Cal de Polpaico, arena del río Maipo, piedra
colorada del San Cristóbal, roble y ciprés de Valdivia fueron algunos de las
materias primas que llegaron a las obras de la Casa de Moneda. Se ocuparon
veinte tipos de ladrillos distintos que fueron cocidos en las afueras de la
ciudad.
Los cerrojos de las puertas, los balcones, las
rejas de las ventanas, las bisagras y los 24.402 clavos de diferentes medidas
zarparon desde San Sebastián, España, directo a Chile para formar parte de los
numerosos detalles de la Casa.
Inauguración
El Gobernador Marqués de Avilés retuvo al ingeniero
Agustín Marcos Cavallero en Chile para nombrarlo director de la mayor
construcción de la Colonia. Sin embargo, las Órdenes de traslado del Rey fueron
más fuertes y Cavallero debió ser reemplazado por Miguel María Atero e Ignacio
de Andía Varela.
El levantamiento completo del edificio demoró 21
años. Al Gobernador Luis Muñoz de Guzmán le correspondió inaugurarlo en 1805.
Su costo total fue de $1 millón de la época.
La construcción y existencia de la Real Casa de
Moneda significó con el tiempo un gran aporte para el comercio, la minería y la
recaudación de impuestos. Pero cuando llegó el periodo de la Independencia y
los grandes gastos de las guerras, el edificio llegó a estar casi abandonado.
Fuente: http://www.gob.cl/historia-palacio
Fuente: http://www.gob.cl/historia-palacio
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